Será Reina. Falta apenas… el trámite: la ceremonia de Coronación. Y nada más, porque lo cierto es que la princesa Máxima ya reina en el corazón de Holanda. Pero a partir del próximo 30 de abril tendrá un nuevo papel majestuoso, en el que estará más expuesta, como la primera soberana consorte en más de cien años. La investidura será su gran puesta de largo y marcará un antes y un después. Así que pondrá esmero en señalar la magna ocasión con una puesta en escena tras otra a la altura del nuevo título. Porque sospechamos que asistiremos a dos o incluso tres cambios de ropa de la nueva Reina el mismo día de la toma de posesión(un traje de día y otro de gala o dos trajes de gala o un traje de día y dos de gala), más el vestido de noche de la víspera, con motivo de la cena de despedida de la reina Beatriz en el Museo Nacional de Ámsterdam junto a otros miembros de la gran familia de la realeza. Los más arriesgados dan nombres: que si Valentino, que la vistió en su boda, otro de los días más importantes de su vida; que si el holandés Taminiau, barriendo para el Reino, que se ha hecho cargo de la mayoría de sus atuendos para el Día del Príncipe (apertura del Parlamento); que si Natan, su firma de cabecera para los actos de día. Todo ellos, coronados por supuesto con las creaciones de la sombrerera Fabienne Delvigne, que no descarta que luzca alguno de sus sombreros o tocados en la señalada fecha, o con tiaras inaccesibles hasta el momento.
Y en lo sucesivo seguirá dando la mejor imagen del reino de los Países Bajos como Reina, luciendo en todo momento un estilo cuidado y regio, aderezado con un toque desenfadado reflejo de su carácter optimista, juvenil y espontáneo, como ha venido haciendo a lo largo de estos once años como Princesa de Orange. Durante esta década se ha decantado preferentemente por los sastres de corte femenino, combinados perfectamente con zapatos, sombreros y bolso, aunque cuando la ocasión lo requiere no ha renunciado a los trajes pantalón, ni tampoco a los pantalones vaqueros con un toque chic. Y si, ante semejante alarde de glamour, todos se han quitado el sombrero, la Princesa se lo ha puesto de mil y una maneras distintas ayudándose de formas, tamaños y colores. Máxima de Holanda ha recurrido a la sombrerera Fabienne Delvigne para el diseño de semejante repertorio.
La diseñadora, que ha puesto su creatividad e ingenio al servicio de la Princesa de Orange en numerosas ocasiones, idea en su honor refinadas creaciones: desde vistosas pamelas de líneas asimétricas, sombreros retro inspirados en los años sesenta a gorras de corte masculino muy british (tan de moda en la actualidad), elaborados todos con las materias primas más nobles como la fina paja italiana, la muselina y exóticas plumas. "La princesa Máxima es una persona que adoro, porque su elegancia natural y su personalidad hacen de ella una persona que me inspira", explicó a Efe Delvigne en su taller bruselense, rodeada de fotografías de testas coronadas de Europa que también lucen sus diseños. La sombrerera, especializada en la Alta Costura desde 1987, viste las cabezas de las Reinas y Princesas de Bélgica (donde tiene el título de proveedora oficial de la Corte), Holanda, Suecia y del Gran Ducado de Luxemburgo, entre otras. En Europa “hay una gran cantidad de Princesas y de Reinas y es un placer enorme trabajar para ellas. Creo que es una generación de mujeres muy guapas y muy elegantes”.
A la hora de diseñar los sombreros de la Princesa, Fabienne Delvigne no se pone límites y se ha atrevido con todo tipo de líneas y colores -naturales, azafrán intenso, blanco y negro, rosa chicle, tocados de pluma…- . Y es que la futura Reina ya le ha dado carta blanca para sus creaciones en varias ocasiones como la propia diseñadora ha reconocido: "Esa es la mejor de las recompensas, puesto que no estamos limitados en nuestra inspiración". Cuando la Princesa de Orange la reclama, la creadora se adapta a su agenda y a sus sugerencias. "Nos adaptamos a ella y le hacemos propuestas en función de lo que piensa llevar" para cada ocasión, explica. "Creo que a la princesa Máxima le gusta trabajar con nosotros porque le gusta que (los sombreros y tocados) sean tan femeninos y ligeros", dijo, al tiempo que destacó que "un sombrero para una Princesa debe ser algo extremadamente elegante".
De cara al 30 de abril, un día para el que el protocolo oficial holandés ha solicitado a los asistentes discreción en la vestimenta, así como tocados y sombreros que dejen ver el rostro, espera que la princesa Máxima sorprenda al público: "Yo creo que será elegante, clásica... Hay que confiar en ella. Creo que la futura Reina va a sacar toda su personalidad y nos va a decir quién es ella realmente", augura. La última ocasión en la que la Princesa de Orange causó sensación con una de sus creaciones fue en la Boda Real del Heredero del Gran Ducado de Luxemburgo en octubre pasado con un espectacular tocado con pluma. No era muy difícil en su opinión. Delvigne considera que la Princesa "genera entusiasmo" entre los holandeses y otras personas debido a su estilo, que define como "muy personal", y por tanto la estima "una persona extraordinaria para lanzar la moda".
Estilo propio que define a “una mujer actual, una mujer que trabaja, que piensa en aspectos prácticos pero que no renuncia a estar guapa”. Así define el modisto holandés Jan Taminiau a las mujeres para las que él diseña, entre las que se encuentra la futura Reina de Holanda. “Es un honor para mí contribuir al armario de la Princesa de Orange” asegura. Hasta su taller en la campiña que rodea la localidad de Baambrugge se traslada la Princesa para elegir colores y formas. Jan asegura que a Máxima le gusta “la paleta que utilizo como el verde, colores vivos, intensos, pero también el color crudo. De hecho casi todos los colores que uso los puede llevar muy bien y eso hace que colaboremos con frecuencia”.
También parece que le gusta el estilo elaborado y rico en bordados que utiliza Taminiau, que se separa del minimalismo que caracteriza la moda holandesa. “A mí me gusta el temperamento latinoamericano y eso se ve también en mi trabajo: rico en capas, en el juego de tejidos superpuestos cuya seducción se manifiesta en el baile, por ejemplo. La mujer latinoamericana tiene ese sentido elegante de la seducción en su ADN” dijo Jan. Del taller de Taminiau salieron la chaqueta que lució Máxima en la inauguración de la Bienal de moda de Arnhem en 2009, con los colores de la bandera holandesa a modo de adorno en la cintura y en los puños y el vestido largo de escote palabra de honor y bordados plateados con forma de rombos, que llevó a la cena de gala previa a la boda del príncipe heredero del Gran Ducado de Luxemburgo y que completó con un vistoso bolero granate de tul en volantes.
Además de pamelas, vestidos de colores vivos y luminosos y sonrisas, tampoco han faltado en estos años otros complementos de tendencia. Así, cuando la Princesa opta por un lookinformal y se enfunda unos jeans o un vestido veraniego, se cala unas preciosas gafas de firma, de estilo aviador o sesenteras. Las joyas también serán protagonistas de su reinado deglamour. Para la noche, la princesa Máxima se pondrá sus mejores galas, sofisticados vestidos largos, de sedas, gasas, encajes, paillettes y muselinas, y algunas fabulosas piezas de la corona holandesa. En definitiva: veremos a la Máxima de siempre, fiel a su estilo, y máxima como nunca, con un exclusivo guardarropa acorde al nuevo tratamiento y el cofre real a su entera disposición.
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